Han tejido tus manos
sobre la vara verde
anillada...
un cazador de sueños.
Se parece a la tela
de la araña
que espera...
que cruce la libélula
con su gracia de ninfa
y sus galas...de filigrana,
o aquella, la luciérnaga,
estrella palpitante
de la noche de estío,
su corazón prendido
como un botón de luz...
Han tejido tus manos
una red invisible...
escondida en las sombras
camuflada...en la fronda
la infinita paciencia
del cazador
que sueña
codicioso...
con el fugaz instante
de la gracia en el aire,
con la frágil belleza
de las alas diáfanas,
con la magia del fuego
del fósforo constante,
la maravilla cierta
de su bombilla,
chispa de las estrellas
que tú no tendrás nunca.
¿De qué sirve la trampa...
si los sueños viven
sólo de libertad...?
Y en la red sólo cae
atrapado tu ego
que es demasiado
oscuro...
lejos de tu avaricia
florecen esos seres
que desconocen...
tu deseo mórbido de azules,
tu pretensión de luces
mal habidas...
Nadie se adueña
de las alas...
Nadie se adueña
de la luz...
Zuny Amado
2004-IV-27
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